Las percepciones erróneas sobre Europa pueden generar frustración e impotencia, e incluso conducir a procesos de radicalización, amenazando la seguridad del país de destino.
Las nuevas tecnologías, aunque han aumentado el alcance y la intensidad de la distribución de tales narrativas, constituyen, al mismo tiempo una oportunidad para contrarrestar estos falsos relatos y promover narrativas más realistas.